Hoy me gustaría hablaros un poco de la mitología hawaiana, concretamente de Lono, una de sus deidades locales más importantes. “Lono-i-ka-Makahiki” simboliza la fertilidad, es el protector de la música, la agricultura y la paz; en su honor se celebraba todos los años el Makahiki; un festival celebrado de octubre a febrero durante el cuál todo combate y trabajo que no sea esencial quedaba “kapu” (vedado).
La filosofía de este antiguo dios se podría resumir en cuidar lo que tienes alrededor, tu familia, tu gente o tu entorno. Es por eso que Lono personifica unos valores que me animan a persistir con mi trabajo diario hasta alcanzar un punto dónde mis objetivos profesionales y personales sean motivo de orgullo para mi familia, mis clientes y en la medida de lo posible del resto de profesionales de mi ramo.
Por suerte desde hace unos años atrás han surgido en la industria unas corrientes con las que comulgamos bastante. El 0 desperdicio, la sostenibilidad, y el kilómetro 0, que resumido brevemente consiste en utilizar aquellos productos que necesitas al máximo, reduciendo tu huella de contaminación al mínimo.
Un ejemplo muy claro de esto es la desaparición de las pajitas de plástico en la hostelería. Una medida que alabamos y que utilizamos como excusa para comenzar a usar pajitas ecológicas procendentes de los desperdicios del agave.
Si hablamos de nuestro caso más en particular, somos partidarios de exprimir cada producto todo lo que se pueda, ya que aparte de ser un beneficio medioambiental, la economía del local también se beneficia de esta medida.
También algo de lo que podemos presumir es de contar con proveedores locales, en la medida de lo posible. Está claro que un whisky escocés tiene que venir de Escocia, pero con productos como la fruta nos gusta optar por productos más locales. Incluso el vaso más característico del local está hecho por un alfarero del un pueblo cercano con mucha tradición en la escultura del barro.
Evocar el paraíso que representan las islas del Pacífico sur (Tonga, Tahití, Vanuatu o el archipiélago de Hawaii) es uno de los pilares más firmes dentro de la cultura Tiki, por lo tanto, proteger el medio ambiente consecuentemente también lo es. Supongo que todos queremos conservar sus idílicas playas para que un día no muy lejano espero poder disfrutar.
Todo esto viene a que desgraciadamente y hace tan sólo unos días tuve que presenciar una actitud, que aunque inconsciente e irresponsable, sigue siendo un comportamiento muy arraigado entre la gente.
En el transcurso de 20 segundos un conductor que se cruza delante mío con la intención de aparcar, ignorando completamente un paso de cebra, arrojaba a mis pies la colilla que iba fumando, y acto seguido otra persona que caminaba delante mío saca una bolsa de plástico de su gran bolsa de la compra y la tiraba al suelo. Podría jurar que ambos tenían a la vista una papelera a escasos 10 metros.
Para colmo tan sólo unos minutos antes había terminado de depositar en los correspondientes contenedores los residuos de plásticos, cartones y vidrio originados en la actividad de nuestro bar. Y es que como consecuencia de carecer de contenedores en las inmediaciones de nuestro negocio, desde hace más de 20 años trasladamos en nuestro vehículo los distintos tipos de basura ya separados para poder reciclarlos en los contenedores próximos a nuestro domicilio.
La sensación de ser el único bobo que se molesta en tomar medidas para seguir una filosofía que se podría tachar de “Hippyflower” me hizo sentir muy estupido. Además de hacer que me cuestione la utilidad real de los gestos que hacemos, tanto en el negocio como en casa, para preservar el medio ambiente.
Por suerte creo que mis creencias son más fuertes que esto, y de verdad espero que estas actitudes jurásicas desaparezcan pronto, para que pensamientos más progresistas y ecológicas tomen el mando del pensamiento de la gente.
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